Mi nombre es Claudio Ariel Martínez, vivo en Córdoba (Capital), soy egresado de la Carrera en Letras Modernas por la UNC y me fascinan los Medios de Comunicación. Es por eso que decidí autogestionarme escribiendo sobre Política, temas de Actualidad y otras cuestiones, de modo que pueda insertarme en el Circuito de los Medios de Comunicación, aunque sea desde su periferia. De esta manera, batallo contra las voces oficiales de los Medios Hegemónicos abriéndome camino al andar. LAS COSAS, TAL CUAL LAS VEO...

jueves, 31 de marzo de 2011

La Cultura de la Vacuidad

“Si realmente quieres verme, entonces cierra los ojos”…

         Este 23 de marzo de 2011 se produjo la muerte del último ícono de los años dorados de Hollywood: Elizabeth Taylor murió a los 79 años a causa de una complicación cardíaca. Esta famosa actriz que brilló en películas como La gata sobre el tejado de zinc caliente (1958) o Cleopatra (1963) y ganadora de dos Oscar por la Academia, además de otros incontables premios, tuvo un final bastante desapercibido para quien es considerada un mito del Séptimo Arte. Es decir, aparte de sus admiradores más fanáticos que seguramente lloraron su pérdida, para la gente común no hubo demasiada conciencia de su desaparición.
         Sucede que para las generaciones más jóvenes, Liz Taylor forma parte de la prehistoria. Y si a eso le agregamos que si uno no tiene presencia en las Redes Sociales como Twitter o no aparece en el prime time de canales como MTV o E! Entertainment Television, mediáticamente hablando, no existe. Los nuevos dioses de los Mass Media hoy por hoy son Lady Gaga o Justin Bieber que miden su popularidad en función de las veces que sus videos son vistos en Youtube, lo que no quita que para el año que viene quizás ya no recordemos sus nombres debido a la aparición mediática de otra estrella fugaz que rompa su récord y los destrone de un plumazo.
         Para que tomemos noción del poder de los medios, analicemos el impacto que tuvo en la prensa norteamericana la salida de la cárcel  de la millonaria heredera Paris Hilton en el año 2007. Noticia que se podía observar tanto en MTV como en la CNN, siendo esta cadena de noticias, en manos del prestigioso periodista Larry King, la que tuvo oportunidad de entrevistarla. Recordemos que fue arrestada y penada a 23 días en prisión por conducir en estado de ebriedad y con una licencia vencida. París Hilton era y es archiconocida en Hollywood por su glamour y por ser una de las party girls más famosas.
         Esto se dio en el mismo momento en el que otra celebrity como Lindsay Lohan entraba a rehabilitación por problemas de drogas y alcohol, en tanto que la cantante Britney Spears abandonaba la misma clínica por motivos similares. La prensa yanqui, por no decir la prensa mundial, seguía minuto a minuto los dramas particulares de estos íconos de la juventud. Mientras que la guerra en Irak (como hoy sucede con Libia), con sus decenas de muertes cotidianas que podían llevar a la desintegración del Medio Oriente, parecía no preocupar a nadie.
         En Argentina, lamentablemente,  las cosas no son muy diferentes. En vez de considerar toda una serie de problemas sociales, económicos que afectan a una gran mayoría de la población en vistas a las elecciones presidenciales de Octubre próximo, seguimos hipnotizados por las disputas mediáticas y, por ende, armadas de Soñando por Bailar de Tinelli, o en su defecto, vemos cómo las participantes de Gran Hermano no hacen NADA, no hablan de NADA, y, por sobre todas las cosas, no nos aportan nada. Entonces, ¿qué nos está pasando por amor de Dios?
         Algunos sostienen que la televisión sólo muestra lo que la gente pide, ya que en función del nivel de audiencia que se computa diariamente en los ratings y que incide directamente en la lista de sponsors, se determina si un programa sigue o se levanta. Ahora, ¿no podría pasar que se le haga pensar a los televidentes que tienen libertad de decisión? Porque nadie cree que la gente sea tan cuadrada y consuma porque sí semejantes bazofias.         
         Cuando se le pregunta a una adolescente qué desea ser cuando sea adulta, en general, responde que modelo. Ya que se lo asocia con un mundo de fama y de dinero. En el caso de los varones, quieren ser como Messi o Tévez, quienes con su juventud, ganan fabulosas sumas en euros. Claro, ¿quién hoy en día, cultura mediática y vacua de por medio, va a ser maestro rural, físico nuclear o neurocirujano en un mundo que opta por la fácil, superficial y plástico?
         Un signo de los tiempos, por ejemplo, es el escaso interés en la lectura. Las encuestas señalan que, cada vez, se lee menos. Si bien es cierto que vivimos en la Edad de Plomo de la lectura debido a la apatía de la gente, convengamos en que siempre fue así. Siempre han sido pocos los que han sabido apreciar el valor de los libros. Es decir, cualquiera lee, pero no todos aprecian, valoran y reconocen la belleza del conocimiento. Es como mirar sin ver. Si ya Flaubert en el siglo XIX se horrorizaba por los burgueses y su estilo de vida tan pragmático y lineal, en donde el arte se transforma en un simple objeto  de consumo, ¿qué diría si contemplara nuestras sociedades contemporáneas, hipertecnologizadas y, por ende, deshumanizadas?
         Entonces, no nos extrañemos de la falta de interés en la Lectura, en la búsqueda del Conocimiento y el valor de la Belleza. Como siempre, son muchos los llamados, pero pocos los elegidos. De este modo, no hay nada más revelador que el Mito de la Caverna de Platón. Las masas quieren vivir en la ignorancia, porque de alguna manera intuyen que ver la Luz del Sol puede enceguecerlos, que percibir el Absoluto puede aniquilarlos y que observar la Belleza con los ojos bien abiertos los conducirá a la locura. En fin, no sorprende que sean pocos a los que les gusta leer, pensar, reflexionar, apreciar. No sorprende, porque uno termina como Madame Bovary, odiando la cruda y chata realidad, que, como no nos quiere por indigestos, termina expulsándonos de su territorio. Mientras el burgués, gordo y tonto, es feliz…
         Según El Libro Tibetano de los Muertos, cuando el cuerpo muere, el alma se libera llevando consigo toda la experiencia acumulada en vida y siguiendo la cadena de reencarnaciones en su afán de evolucionar hasta unirse, como chispa divina, a Dios. Es extraño, ¿no? Y pensar que hay gente que sigue tan preocupada por las disputas mediáticas y las ilusiones que le vende Hollywood (o Tinelli según el caso), por su ropa de marca y su corte de pelo, pendiente de su cuerpo marcado en el gimnasio, de lo in y de lo out, de los lugares top y del circuito fashion, sabiendo que lo único que van a llevar y les será útil es su conciencia. Acordemos que el Sistema no ayuda, ¿o sí?
Yo, Claudio.